La celebración del Día de la Iglesia Diocesana es ocasión anual para conocer y hacer repaso de las múltiples actividades y esfuerzos pastorales realizados en nuestra diócesis a lo largo de todo el año. Pero tendríamos una imagen distorsionada de la realidad si olvidásemos que la principal actividad de la Iglesia es ayudarnos a recorrer nuestro propio camino hacia el objetivo más importante y común a todos: la santidad.
La santidad no es una meta inalcanzable, como si se tratase de una utopía que sólo unos pocos pueden aspirar a lograr. San Juan Pablo II, nos proponía, en el año 2001, la santidad como el principal objetivo para este milenio, invitándonos a que todos los bautizados descubriésemos que este es el fin de nuestra vida. El Papa Francisco nos ha recordado cómo la santidad, los santos, están tan cerca de nosotros, que viven a menudo en la puerta de al lado. Son personas comunes y corrientes que llevan una vida de fe y de santidad en su día a día, pasando a menudo desapercibidos para la sociedad en general. Hablar de santidad no es hablar de una meta sólo para algunos cristianos, es hablar de lo que todos, tú y yo, debemos buscar cada día.
El lema elegido este año: “Tú también puedes ser santo”, es una interpelación directa para cada uno de nosotros. Nos recuerda que la gracia de Dios, su santidad, nos es regalada en el bautismo y tiene capacidad para transformar nuestra vida, sin necesidad de hechos extraordinarios, en un camino de santidad en las realidades cotidianas de cada día vividas en plena unión con Dios y al servicio de los hermanos. Este don de Dios, su santidad, sólo necesita nuestra colaboración generosa. No está fuera de lugar recordar el proyecto de vida de Carlo Acutis, recientemente canonizado en Roma, quien con sólo quince años alcanzó esta meta de la santidad: “Estar siempre unido a Jesús”. Este proyecto de vida puede y debe ser también el de cada uno de nosotros y nos ayudará a recorrer este camino hacia la santidad.
Nuestra Iglesia diocesana, está plagada de los rostros de los santos. En el libro, “Santos y beatos de la Diócesis de Astorga”, encontramos la narración de las vidas de los principales santos de nuestra diócesis. En el año 2021 vivimos la beatificación de las Mártires laicas de Astorga. Estos y otros muchos, son testimonios que nos recuerdan que la santidad está presente entre nosotros. Las páginas de este folleto presentan las múltiples actividades pastorales y caritativas de nuestra Iglesia Diocesana, junto al esfuerzo económico necesario para llevarlas a cabo. Tras los datos y los números está el esfuerzo por ser santos de todos los que consagran su vida en el servicio a Dios y a los hermanos.
¡Qué tú también puedas llegar a ser uno de ellos!
Con mi abrazo fraterno,
Francisco Javier Gay Alcain Administrador Diocesano