Diócesis de Astorga

Campañas

Día de la Caridad 2018

03 - junio - 2018

El domingo 3 de junio, solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Cáritas nos anima a responder a la invitación que nos hace hoy Jesús a compartir su mesa y su estilo de vida centrado en el amor de Dios y en el servicio a los demás. En este día, Cáritas nos invita a vivir de forma comprometida, a no colaborar con un modelo de sociedad que pone el valor del poder y del dinero por encima de las personas y a denunciar aquellas situaciones donde los derechos de las personas son vulnerados.

CARTA DEL SR.OBISPO 

TU COMPROMISO MEJORA EL MUNDO

Día Nacional de Caridad 2018

Queridos diocesanos:

La Fiesta del sacramento de la Eucaristía es la fiesta del Amor de los amores. Contemplamos a Cristo realmente vivo y glorificado bajo las especies del pan y del vino. Comulgamos su Cuerpo y Sangre y nos unimos íntimamente a Él que por nosotros derramó toda su sangre mostrándonos su amor hasta el extremo. Su mandato fue claro y contundente: “Amaos como yo os amo” y añade: “En esto conocerán que sois discípulos míos” (Jn 13, 35) Por tanto, el amor de Cristo nos obliga, nos espolea, nos interpela, nos compromete a amar al prójimo, al necesitado, a toda persona. El Papa Francisco nos ha recordado en la Exhortación sobre la santidad (Guadete et exultate nn. 95-97) que las palabras de Jesús en el capítulo 25 de San Mateo sobre su presencia en los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los que están desnudos, los enfermos y los presos son como un gran protocolo por el que seremos juzgados por eso nos pide que las aceptemos y recibamos “sin glosa”, sin interpretaciones que las dulcifiquen o acomoden a nuestras circunstancias. “El Señor, dice el Papa, nos dejó bien claro que la santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias suyas, porque la misericordia es «el corazón palpitante del Evangelio”.

Un año más celebraremos el Día Nacional de Caridad coincidiendo con la Fiesta del Corpus Christi. El lema que han elegido es sugerente y puede ser para nosotros una llamada de atención: “Tu compromiso mejora el mundo”. Lleva un subtítulo que dice: “Somos personas, tenemos derechos”. El compromiso de amor al prójimo no tiene límites. Cada uno debe estar atento a lo que el Señor le pide en este sentido. Como María debemos ser diligentes y estar siempre dispuestos a servir a los demás aunque esto suponga sacrificio y renuncias personales. Podemos caer en la tentación de pensar que nuestro pequeño compromiso no va cambiar las cosas porque no tendrá ninguna repercusión en los medios de comunicación ni en las decisiones políticas. No es así. El pequeño compromiso de ayudar a personas concretas o participar en la vida social de nuestro pueblo tiene repercusiones sobre todo si lo hacemos solidariamente con otros. Por ejemplo, la acogida fraterna a los inmigrantes preocupándonos por ellos y defendiendo sus derechos por el mero hecho de ser personas es una acción revolucionaria que interroga a quienes construyen muros o vallas físicos o legales para que los que buscan un futuro a su vida no entren en el “paraíso” de los que vivimos en el hemisferio norte.

En este sentido quiero referirme a la campaña conjunta que estamos realizando Cáritas, la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER y Justicia y Paz secundando la iniciativa del Papa para acompañar en el viaje a los inmigrantes y refugiados. Es muy importante el voluntariado cristiano que logran concitar estas instituciones eclesiales. Este trabajo conjunto de muchos cristianos demuestra que el pequeño compromiso de cada uno cambia la mentalidad de las personas y también puede cambiar la mentalidad de los que tienen responsabilidades políticas para que protejan con leyes justas a los inmigrantes y refugiados. Pero, sobre todo, pone las bases de una convivencia en fraternidad, justicia y paz en la que toda persona es respetada por sí misma independiente de su color de la piel, su origen, su religión o modo de pensar.

En el mes de abril tuve un encuentro con inmigrantes en Astorga promovido por la Delegación de Migraciones y Cáritas. Pude escuchar de viva voz sus testimonios respecto al tema de la acogida. Todos fueron positivos, lo cual me llenó de alegría. Alababan la acogida fraterna y solidaria que les habían dado los voluntarios y trabajadores de Cáritas cuando necesitaron ser ayudados y acompañados para regularizar su situación, aprender la lengua, escolarizar a sus hijos etc. Los inmigrantes católicos manifestaban además su satisfacción por haber sido acogidos e integrados en la parroquia como en su propia casa, en su propia familia. ¡Estos son los compromisos que construyen una sociedad verdaderamente humana!

Cáritas pide también nuestro compromiso económico para atender las necesidades de las personas más necesitadas. Seamos generosos con nuestras aportaciones. En este caso podemos ver el destino de nuestros donativos sólo con acercamos a los locales de Cáritas en Ponferrada, Astorga, la Bañeza, el Barco, Bembibre o en tantos otros lugares de la diócesis en los que a diario los comprometidos voluntarios o trabajadores de Cáritas atiende a las personas con respeto, comprensión y eficacia.

Vuestro obispo. † Juan Antonio, obispo de Astorga